En una reciente conversación surgía el tema de que -en algunos casos- los salarios de profesionales cualificados que se han incorporado al mundo laboral hace ya unos años no cumplen sus expectativas a pesar de haber cursado uno, o varios, máster.
Lo anterior se explica con lo que, sin mucha propiedad, llamaré “devaluación” del valor añadido.
Hoy por hoy “lo normal” es entrega inmediata, inalámbrico, ligero, portátil, de diseño…
Tal y como se puede ver en cualquier escaparate, exposición o tienda “on-line”: los productos “básicos” están cada vez más cargados de prestaciones, diseño, factura a la medida y demás propiedades que, hace ya tiempo, justificaban un sobre precio y, por lo tanto, un mayor valor añadido en el producto. Hoy por hoy “lo normal” es entrega inmediata, inalámbrico, ligero, portátil, de diseño, “nuevo”, listo para usar, sin instalación, etc, etc. Todos esos productos, en realidad técnicamente complejos y avanzados, requieren -en toda la cadena de valor- de excelentes profesionales, muy cualificados y capaces de llevar al mercado fantásticos productos. Sin embargo, en cuestión de precio, los usuarios “sólo” pagarán el precio de un producto “normal”, lo que menguará el valor añadido real.
La clave para cobrar un sueldo más allá de la media es destacar, diferenciarse, innovar, aportar más valor del que ya es considerado “normal”
Volviendo a los sueldos de esos profesionales sobradamente preparados: la clave para cobrar un sueldo más allá de la media es destacar, diferenciarse, innovar, aportar más valor del que ya es considerado “normal”. Situarse en el pelotón de cabeza de cada momento.
Sólo una cosa más. No podemos perder de vista que el mercado sólo considerará como “realmente excepcionales” y por lo tanto valedores de un precio que deje espacio a un mayor valor añadido, a unos pocos productos, los que sean considerados como los mejores minuto a minuto. Esta es una tiranía con la que tenemos que vivir, nos guste o no.