Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 5 de marzo de 2019.
Es entretenido analizar cómo los humanos que venimos poblando la tierra en los últimos doscientos años hemos reaccionado ante situaciones comparables con algunos de los cambios que estamos viviendo actualmente. Solo dos siglos de los veintiuno de los que llevamos cuenta diariamente.
La batalla -perdida- del sector del taxi frente a su competencia real
La batalla -perdida- del sector del taxi frente a su competencia real, el coche autónomo, que están librando estos meses contra aliados naturales que tratan como enemigos -Uber, Cabify, etc- da para dedicarle unos buenos paseos a reflexionar sobre el tema.
¿Qué fue del transporte en carruajes tirados por caballos?
Cabe preguntarse, ¿qué fue del transporte en carruajes tirados por caballos?. En la historia del automóvil, entorno al año 1800, triciclos y cuadriciclos impulsados por motores de vapor empezaron a compartir las calles y carreteras con los hasta entonces dominantes coches de caballos. Como cabe esperar, las alternativas mecánicas fueron percibidas como una amenaza por los conductores de carros de tracción animal y algunos sectores de la opinión publica. Mientras, otros disfrutaban de las ventajas de un transporte impulsado por vapor a unas velocidades que rondaban los 20 km/h. En el Reino Unido e Irlanda, tras décadas de intereses encontrados, discriminación con peajes 100 veces superiores para los vehículos mecánicos y sucesivas innovaciones técnicas, los legisladores decidieron “actuar” y en 1865 entró en vigor la Ley de “Locomotoras en las Carreteras”. Más conocida en aquellos tiempos como “Ley de la bandera roja”. La parte práctica de dicha norma aplicable a todo vehículo de vapor imponía un límite de velocidad de 3km/h en vías urbanas, 6km/h en interurbanas y requería que contara con una tripulación de tres personas; uno de los cuales debía preceder, caminando, al propio vehículo portando una bandera roja a modo de aviso. Ni que decir tiene, esta ocurrencia asfixió el desarrollo de este nuevo medio de transporte en las Islas Británicas hasta 1896 en que fue derogada.
En siete años no habrá razones objetivas para que humanos trabajen como conductores de camiones
Ahí tenemos un ejemplo sobre cómo echar a perder 30 años en el desarrollo de una tecnología dentro de una región. Durante ese tiempo de parón británico, en Estados Unidos, Alemania, y Francia siguieron desarrollando la tecnología y el mercado.
Estamos ante un cambio en el sector del automóvil tan revolucionario como aquel. Ahora lo que vamos a sustituir no son los equinos, si no los conductores humanos. La controversia está servida, de nuevo.
Hace pocos días un reconocido experto en inteligencia artificial, señalaba que en siete años no habrá razones objetivas para que humanos trabajen como conductores de camiones. Eso sí, se avecinan buenos tiempos para el empleo como portadores de banderas rojas delante de todos los camiones autónomos; aunque dudo mucho que ese vaya a ser un empleo “estable”.
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