Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 27 de marzo de 2018

Esta frase, cuya primera mención se puede rastrear en Internet hasta una publicación en un foro en 2010, describe perfectamente el reciente escándalo en una de las redes sociales más populares y con más adeptos: Facebook.
Quien más, quien menos, está al tanto de lo ocurrido: una empresa relacionada con el entorno de Trump se valió -ilícitamente- de los perfiles de cincuenta millones de usuarios de Facebook para influir en los votantes de las últimas elecciones norteamericanas. ¡Cincuenta millones! hay muchísimos países con menos habitantes. El mecanismo es sencillo: manejar esos millones de perfiles para que emitan mensajes y “me gusta” cuidadosamente diseñados para crear corrientes de opinión en una dirección que interesa a los fines de quien contrata el servicio.
Sí, Whatsapp pertenece a Facebook.
Un aviso sobre su modelo de negocio ya lo tuvimos cuando en 2014 Facebook pago 19.000 millones de dólares por Whatsapp. Unos 25 euros por cada uno de los seiscientos millones de usuarios que entonces tenía el omnipresente servicio de mensajería. ¿Con qué objetivo?, en opinión de muchos: completar los datos sobre sus propios usuarios. Sí, Whatsapp pertenece a Facebook.
Más de uno buscara la opción “exportar amigos en formato .xls”.
De estos hechos es posible obtener varias conclusiones. La principal es que debemos cuidarnos de dejarnos llevar por los cantos de sirena de la inmediatez e ingente audiencia de ciertos servicios de Internet. Pensemos un momento: ¿de cuántas de las personas que indicamos como “amigos” o seguimos en las redes sociales nos importan de verdad su existencia, circunstancias u opiniones?. Sin embargo, los exhibimos con orgullo, como muestra de lo populares y apreciados que somos… en varias aplicaciones informáticas. Pensemos que, en el mejor de los casos, el uso de esos servicios on-line es un coladero de mensajes destinados a doblegar nuestro poder de compra. Interesante, a la par que preocupante. La segunda conclusión que saco es que Facebook está condenando a la irrelevancia; igual que ocurrió con Second Life, My Space o Tuenti. El día que desaparezca por completo, más de uno buscara la opción “exportar amigos en formato .xls”.
Las redes sociales siempre han existido y confío en que nunca desaparecerán; igual que confío en que muchas personas redescubran las redes sociales realmente útiles, las que no “se caen” de forma generalizada y en las que las personas no somos mercancía: aquellas que formamos “off-line” con nuestros amigos, familiares, vecinos, compañeros de actividad deportiva, entorno profesional, etc.
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