Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 20 de junio de 2017.
Inteligencia artificial y singularidad tecnológica
A nadie nos sorprende que una máquina (bien sea una calculadora, una hoja de cálculo o un súper ordenador) haga operaciones matemáticas de forma más veloz y precisa que el más rápido de los humanos en el mismo menester.
Evidentemente, esto no siempre ha sido así: hubo un tiempo en el que la capacidad humana para calcular no tenía rival. Desde el S.XIX los dispositivos automáticos de cálculo no han hecho más que avanzar desde las calculadoras mecánicas hasta llegar a los que utilizamos hoy.
Fijémonos en un aspecto muy relevante: hasta hace poco los únicos que les indicábamos a las calculadoras, hojas de cálculo, ordenadores etc., etc. sobre qué números deben operar éramos los humanos. Esto, también, está cambiando.

La inteligencia artificial (IA) está, poco a poco, ocupando un lugar cada vez más relevante en el día a día de muchos sectores y, por lo tanto, de muchas personas. Algunos de los primeros sectores en aprovechar las ventajas que ofrece esta tecnología son el financiero, la medicina, el comercio, la logística, etc.
Y, más allá de lo literal de su denominación, ¿qué es la inteligencia artificial? De forma muy somera, y para que todo el mundo lo entienda, podemos verlo como un programa de ordenador, al que le describimos un problema a resolver, le indicamos un objetivo y suministramos un contexto en forma de acceso a cantidades ingentes de datos relacionados directa o indirectamente con el problema. Pues bien, una vez el software dispone de todos “los ingredientes”, no necesita que nadie le diga en qué tiene qué fijarse, qué números tiene que sumar, para dar con la solución. Él solo, a una velocidad de vértigo, analiza los datos, elige los que son relevantes para dar con la solución, hace las operaciones que considera necesarias y nos presenta el resultado en un tiempo ínfimo si lo comparamos con lo que tardaría un humano.
La “singularidad tecnológica” es la capacidad que adquirirán máquinas, redes, robots, etc. para mejorarse a sí mismos gracias a la inteligencia artificial
Pues bien, estamos avanzando hacia una vuelta de tuerca más: lo que, desde 1958, se denomina “singularidad tecnológica”. Esto es, ni mas ni menos, que la capacidad que adquirirán máquinas, redes, robots, etc. para mejorarse a sí mismos gracias a la inteligencia artificial. Un día alguien le indicará a un programa de inteligencia artificial “quiero que encuentres cómo hacerte más potente” y el programa encontrará el modo de mejorarse a sí mismo. El nuevo programa resultante también será capaz de, en menos tiempo, mejorarse a si mismo y así sucesivamente.
¿Inquietante? Recomiendo que cada uno nos preocupemos de no dejar que se oxiden, por no usarlos, nuestra inteligencia, capacidad de análisis y espíritu crítico.
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