Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 3 de julio de 2018
Del mismo modo que hace (solo) 100 años la electricidad impulsó una gran transformación industrial, económica y social, la inteligencia artificial está generando otra oleada de transformaciones profundas en las mismas áreas.
¿Cuál es la diferencia entre automatización e inteligencia artificial?
En esta ocasión los cambios están pasando relativamente desapercibidos por dos razones. La primera, dramatizando un poco, es que en esta ocasión no presenciamos como millones de chimeneas dejan de echar humo, ni ruidosas máquinas de vapor se detienen con el consiguiente incremento en la paz reinante en sus entornos. La segunda es que nos pilla “curados de espanto” tras habernos acostumbrado a que ciertas rutinas, más o menos tediosas, sean ahora automáticas; por lo que la inteligencia artificial está entrando en nuestras vidas y empresas camuflada de “un paso en más en automatización”
El uso de una ingente cantidad de experiencias pasadas en situaciones similares es lo que supone el mayor salto cualitativo respecto a una “simple (o compleja) automatización”
¿Y cuál es la diferencia entre automatización e inteligencia artificial?. Simplificando lo necesario para que se entienda fácilmente: mientras la primera consiste en versiones más o menos complejas de “si baja la temperatura, enciende el calefactor”, la inteligencia artificial es capaz de tener en cuenta no sólo la temperatura, si no también varias centenas de variables adicionales (por ejemplo precio actual y futuro de la electricidad, los hábitos de las personas que ocupan la estancia, una predicción de cuánto tiempo la estancia estará ocupada, y cientos más) y la experiencia de millones de situaciones de regulación térmica en estancias. Sí, como un bedel muy competente y con muchos años de experiencia en ese y en todos los edificios.
El uso de una ingente cantidad de experiencias pasadas en situaciones similares es lo que supone el mayor salto cualitativo respecto a una “simple (o compleja) automatización”. Esas experiencias se incorporan a cada inteligencia artificial específica para una tarea en una fase que se denomina entrenamiento o aprendizaje. De hecho, podemos ver una inteligencia artificial como un programa informático con capacidad, y necesidad, de aprender antes de abordar la misión para la que se ha concebido. Ya sea esta realizar diagnósticos médicos, conducir un coche, manejar el enfoque de una cámara fotográfica, conceder o no un préstamo, detectar emails basura, etc, etc.
De nuevo, y esto de momento es la norma en los últimos 5500 años desde el invento de la rueda, tenemos delante uno de esos cambios periódicos y profundos que transciende a todas las facetas de nuestra existencia. Una oportunidad que aprovechar ya o resistirnos, disfrutar o renegar, aplaudir o criticar; pero lo cierto es que está aquí para -queramos o no, antes o después- incorporarse a todo, como se han incorporado la rueda y la electricidad.
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