Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 7 de noviembre de 2017.
Hoy en día, añadir el sufijo “4.0” cuando hablamos de industria, sanidad o agricultura es sinónimo de moderno, de digital, de accesible, de manejable desde el móvil.
Muchos estamos acostumbrados a personalizar la compra de un artículo que será fabricado específicamente para nosotros y recibiremos en pocos días, a dar de alta un servidor “en la nube” con un par de clics, a seguir el minuto a minuto de complejos procesos industriales desde el móvil o -incluso- a consultar dónde se llega el repartidor que nos trae un paquete. Todo esto requiere que las empresas nos adaptemos a la demandas del mercado con creatividad, esfuerzo e inversiones con el objetivo de permanecer en el mismo.
Desde el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad se están destinado recursos a divulgar, apoyar y financiar la también llamada “transformación digital” de la industria; labor muy conveniente para que las empresas sean más conscientes de las necesidades y oportunidades que supone adoptar “lo 4.0”.

Hasta aquí, en lo que nos afecta como consumidores o productores, muy bien; todo cada vez más ágil, fluido y económico. Pero, ¿qué hay de la propia Administración?. ¿Por qué no existe el mismo empeño y decisión en modernizar la Administración Pública, y algunos servicios públicos como la sanidad, la justicia y la educación, hasta el mismo nivel de eficiencia, interactividad y velocidad que todo lo 4.0? Pudiera parecer que -como es de todos y es lo que hay- tengamos que conformarnos con una atención y funcionamiento que, en algunos casos, no ha cambiado en 20 o 30 años. Vayan algunos ejemplos del día a día de un ciudadano medio: los atascos en los juzgados, los carros con expedientes médicos que circulan por las plantas de los hospitales, los kilos y kilos de libros que los niños llevan al colegio, el pasar páginas de un documento pacientemente mientras un funcionario compulsa las copias, los meses de espera para conocer los resultados de una prueba diagnóstica, el presentar la misma documentación una y otra vez para distintos trámites en el mismo organismo, etc, etc. La lista de anacronismos es inacabable.
Administración 4.0 es ya una necesidad, por comparación con el nivel de digitalización de otros sectores
Me asalta una duda: ¿qué piensan los responsables de esas administraciones y servicios “no modernizados” sobre las empresas de las que sean clientes y que no están adaptadas a la forma de funcionar de hoy en día?. Lógicamente querrán cambiar de proveedor. Lo mismo nos ocurre, en ocasiones, a los usuarios de la Administración y de algunos servicios públicos: queremos cambiar de proveedor, pero no podemos porque no hay otro alternativo.
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