Diario El Mundo, edición de Castilla y León. 29 de octubre de 2019.
Para que podamos hincarle el diente a un filete, una ternera ha tenido que alimentarse de forraje, cereales, harinas de pescado y carne, sales minerales y mucho agua durante 10 meses. Todas esas materias han pasado por su aparato digestivo –cuatro estómagos e intestino– para extraer los nutrientes que necesita y expulsar el resto. Los nutrientes han mantenido alimentada -vía flujo sanguíneo- su masa muscular en la que las células se multiplican y organizan en fibras y músculos acumulando kilos.
Lo anterior tiene sus defensores y detractores; pero el hecho es que la alimentación a partir de carne viene grabada en el ADN y lleva 65 millones de años funcionando entre miles de especies.
Se está produciendo un cambio radical en el origen de la carne y el pescado
Desde principios de siglo, se está produciendo un cambio radical en el origen de la carne y el pescado. Decenas de empresas están perfeccionando el proceso de producción de alternativas ¡sin necesidad de animales vivos! Actualmente hay dos vías principales: carne basada en plantas – conglomerados de extractos y derivados de plantas que parecen carne – y carne cultivada in vitro a partir de células de animales. El “cultivo” de carne consiste en introducir células musculares vivas de animales en biorreactores: grandes tanques llenos de un medio líquido. Esa solución la alimentan directamente con todo lo que las células necesitan para vivir y multiplicarse: oxígeno, aminoácidos, azúcares, minerales, etc. que han sido obtenidos por vías alternativas al proceso de digestión de un animal.
La previsión es que en 2030 la mayor parte de la “carne” provenga de biorreactores en lugar de animales
Estamos ante el comienzo del fin de la ganadería tal y como la conocemos hoy. La previsión es que en 2030 la mayor parte de la “carne” provenga de biorreactores en lugar de animales. Y quien dice carne, dice pescado, leche, huevos… Con el consiguiente impacto en la agricultura, claro.
Algunos intentaremos resistirnos, pero el mercado es muy tozudo. Igual que la especie humana ha pasado de consumir la carne que cazábamos, a la que criábamos en corrales, a la industrial que compramos en supermercados: pasaremos a consumir carne super-industrial cultivada en biorreactores que no hacen ¡mu! ni ¡quiquiriquí!; solo se oye un leve y frio murmullo metálico.
Introducir embriones humanos directamente en cómodos y económicos biorreactores listos para entrar a existir
Una reflexión final. Puestos a optimizar, ¿no tendría sentido alimentar a los humanos directamente con los aminoácidos, azúcares y minerales que necesitamos en lugar de carne y pescado? Veo venir otra revolución: introducir embriones humanos directamente en cómodos y económicos biorreactores listos para entrar a existir y con conexión directa del cerebro al WhatsApp de turno.
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